martes, 2 de febrero de 2016

Las «Reducciones del Paraguay», fundadas por el jesuita zamorano Diego de Torres Bollo


Cuatro siglos de las «Reducciones del Paraguay». Se cumplen 400 años de la fundación de las misiones jesuíticas, que se prolongaron hasta 1768, con la medida de la expulsión de los religiosos de la Compañía de aquellos territorios. Y no se recuerda, ¿por qué?, que ese proyecto fue obra del zamorano Diego de Torres Bollo, primer provincial de la Orden en aquel territorio (también incluía a Uruguay, Argentina, Chile y una parte de Bolivia). Su defensa del indio, ante los abusos de los colonizadores, aunque el tiempo actual pueda presentarlo como actitud paternalista, es pionera en los derechos humanos. Las cosas, andando los días –con el indigenismo y el etnocismo en primer plano–, resultan más fáciles de realizar y de percibir. Aquello, sin embargo, fue una Utopía. Una gran experiencia social, religiosa y educativa. Esa fue su Misión.
El religioso, que nació en 1551 en Villalpando –su padre era el gobernador de los Estados del Condestable de Castilla–, yace en el olvido de la memoria zamorana. «Baste sólo el hecho de haber ideado y realizado aquella maravillosa utopía de las Reducciones para ser tenido como una de las grandes figuras de la evangelización americana», ha escrito Quintín Aldea, tan sabio como humilde. «Él consolidó el experimento de Juli, que se había de convertir pronto en modelo apostólico de trabajo con los indios; él fomentó la formación del clero nativo por medio del Colegio-Seminario, como el de Quito; él inició el apostolado con los negros de Cartagena de Indias… y él creó y organizó las Reducciones del Paraguay», señala el académico de la Historia.
Torres Bollo embarcó el 10 de septiembre de 1580, con 29 años cumplidos –su ingreso en la Compañía fundada por Ignacio de Loyola se produjo el 16 de diciembre de 1571, y su formación intelectual, con maestros como Francisco Suárez, era excelente–, «rumbo al Perú». Arribó a Lima el 20 de mayo del año siguiente. «Ante sus ojos maravillados se abrían los inmensos horizontes de las selvas impenetrables de los Andes, pobladas por infinidad de tribus», apunta Aldea Vaquero. Ocupó muchos cargos. Y, ese mismo año de su llegada, como Superior de la Comunidad de Juli, puso en marcha un experimento social y religioso. Allí vivió cinco años. «Tres fueron los frutos principales: La transformación espiritual y moral de la ciudad, el desarrollo social y la protección de los indios contra los abusos de los españoles». En el último aspecto, el historiador y académico considera «un grave error histórico ocultar las sombras amargas para dar pábulo a esa idea angélica de que en aquellos siglos dorados la vida española era en todo ejemplar». Y, posteriormente, apunta: «El esquema sociológico que hizo triunfar a Diego de Torres Bollo en Juli consistió no en proyectos ilusorios, que luego se desvanecen en contacto con la realidad, sino en hechos ejemplares sometidos a la dura prueba de la contradicción». Y trasladó tal experiencia «a las riberas del Paraná». Ahí está, para el investigador, «la explicación del por qué y cómo nacieron las Reducciones del Paraguay».

Más información: http://diegodetorresbollo.com

lunes, 18 de enero de 2016

Villalpando no descubrió hasta 1986, a raíz de «La Misión», la figura de Diego de Torres Bollo

Villalpando no descubrió hasta 1986, a raíz de «La Misión», la figura de Diego de Torres Bollo, nacido en la villa, como impulsor de las Reducciones del Paraguay


Villalpando
Diego de Torres Bollo (1551-1638), impulsor de las «Reducciones del Paraguay», es un ilustre villalpandino desconocido para sus paisanos prácticamente hasta 1986. Fue la película «La Misión», interpretada por Jeremy Irons y Robert de Niro, la que dio la pista de las actividades del «hijo de la villa» en Sudamérica. Fue durante la inauguración de la actual residencias de ancianos y gracias al padre jesuita David Pérez Delgado, cuando la Villa conoció que las «Reducciones del Paraguay» habían sido obra de un villalpandino.
Tomás Osorio, párroco de la villa y estudioso de la figura de Diego de Torres Bollo, explicó a este diario que «nació en Villalpando en 1551, porque su padre Diego Bollo era gobernador de la comarca y su madre fue Ana de Torres. Fue el mayor de ocho hermanos e inicio sus estudios aquí». 
Sobre la calle donde vivió en Villalpando se barajan dos opciones: una el Palacio de los Condestables por el cargo de su padre o en la calle del Condado, que va desde la plaza de Santo Domingo hacia San Miguel. En la calle del Condado hubo un palacete del Conde de Haro y este fue también condestable de Castilla. El palacete fue quemado en la República y fue residencia de las Hijas de la Caridad.
Osorio asegura que hay una gran laguna sobre su infancia «probablemente fue bautizado en San Miguel, pero no hemos encontrado su partida de bautismo. Apenas se conoce nada de su niñez y de sus primeros años de juventud hasta que inicia los estudios en otras provincias». Su posición social y económica le permite continuar con sus estudios en Salamanca y Palencia. A los 20 años entra en la Compañía de Jesús e inicia el noviciado en Medina del Campo, con Baltasar Álvarez, confesor de Santa Teresa de Jesús. Realizó estudios de Filosofía en Ávila y de Teología en Valladolid, con Francisco Suárez, uno de los mejores teólogos españoles.
Con 30 años marchó a América a iniciar su obra y allí permanece prácticamente toda su vida «salvo unos cuatro años que regresó a Europa sobre 1601 como procurador de la provincia jesuítica del Perú» hasta que murió en Sucre (Bolivia) en 1638, a los 87 años de edad. Tomás Osorio afirma que «tenía dotes de gobierno ya que recorrió toda Sudamérica como un alto cargo y fundó muchísimas obras».
Tras tener noticias del origen de Diego de Bollo Torres, Tomás Osorio y el padre David Pérez Delgado deciden consultar el libro sobre la Historia de Villalpando y descubren que en él «Luis Calvo Lozano le dedica seis lineas y lo presenta como escritor, pero no como fundador de las reducciones. Cierto es que tenía una obra literaria amplísima, pero considero también muy importante su obra evangélica». 
A partir de ahí se comienza a buscar todo lo habido y por haber sobre su vida y en 1988 se decidió de rendirle un homenaje con motivo de 350 aniversario de su muerte. Villalpando organizó una semana de actos en su honor, entre ellos la colocación de la placa que actualmente se encuentra ubicada en la plaza que lleva su nombre, junto al cuartel de la Guardia Civil. Este año se volvió a recordar la figura del jesuita al cumplirse el «IV centenario de la fundación de las reducciones del Paraguay» con una serie de conciertos y una charla explicativa de la obra del villalpandino en la reducciones que están a caballo entre Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil.
De la obra comenzada por el villalpandino en sus escenarios orinales poco queda. Según los estudiosos «rara vez algún indio abandonó las Reducciones mientras los Jesuitas las gobernaban, y nunca mataron a ningún jesuita. Los indios de las Reducciones nunca hicieron un intento importante de rebelión», las regiones de las Reducciones hoy día se llaman «misiones».
Fuente: La Opinión de Zamora

Más información: http://diegodetorresbollo.com/

martes, 5 de enero de 2016

Diego de Torres Bollo, Fundador de las Reducciones del Paraguay


¿Por qué un puñado de hombres como el P. Diego de Torres Bollo, y sus compañeros de religión, llenos de fe y con el convencimiento de que el indio no era un ser brutal sin alma, se embarcaron en una de las aventuras más fascinantes de la historia de las misiones?
A lo largo de estas páginas, Juan Díaz Risco nos acerca a la persona del Padre Villalpando: un jesuita empeñado en salvar no sólo las almas de los indios, sino también en devolver la dignidad y la identidad a un pueblo constantemente hostigado por los cazadores de esclavos, explotado por los encomenderos y utilizado en las minas hasta la extenuación...
Más información y compra de libro en: http://diegodetorresbollo.com/